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domingo, 7 de abril de 2013

Las compras

Las compras, ese gran acto desestresante y placentero para la mayoría de las mujeres o eso debería ser; porque a veces se convierten en un acto maquiavélico del destino en nuestra contra.
Porque, ¿a quién no le ha pasado  eso de ir a comprar con un montón de dinero y dispuestas a renovar el armario, a compraros todos los básicos de esta temporada o a adquirir el look completo del maniquí del escaparate y ... , ¡mierda! Cuando te recorres todas las tiendas habidas y por haber; esas en las que siempre hay cosas divinas que necesitas para esa comida de trabajo, para una noche con tu novio o para ser la envidia de tus amigas en la reunión del instituto; no hay absolutamente nada que te guste, te quede bien o que simplemente te quede. Y te enfadas, te estresas, quizás hasta maldigas el resto de días en los que pasabas por el escaparate y no tenías dinero o tiempo para comprarlo. Y te niegas a irte a casa con las manos vacías y compras cualquier cosa, desde una camisa negra que nunca viene mal, hasta un jersey que sabes que no te vas a poner, pero que le encanta a tu madre a un vestido de abuela como fondo de armario. 
A mí cuando ninguna de esas cosas me funcionan, acabo llegando a casa con un montón de horquillas de flores y mariposas para el pelo y autoconvencida de mi gran compra no os creáis.
Y, ¿qué me decís de lo contrario?
Bien, pues eso fue lo que me pasó a mi ayer; fui a una tienda que me encanta, no llevaba dinero y ¡oh! parecía que todo lo que había estaba hecho a mi medida, me hubiera llevado tres camisas, dos pantalones,  una sudadera, unas sandalias, tres bolsos y un par de bolsos, y eso sin haber pasado por la sección de bisutería, la de pañuelos y la de lencería.
Así que maldiciendo mi mala suerte y esperando que todo me esperase para la próxima vez, me fui con las manos vacías.
Bueeeeno, vale, en realidad tengo un par de horquillas nuevas para mi colección.
Eleanor Rigby.


1 comentario:

  1. Me siento taaan reflejada en este texto. Creo que es un buen simil con esos días que una sale de casa sin paraguas y esos 15 minutos delante de espejo no han servido para nada.
    pd: Ante el frasco buscando las prendas ideales, yo también regreso a casa con cuatro o cinco cosas innecesrias pero que calman un montón mis ganas de aumentar la colección de mi armario.
    CUQUI-T

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